Palabras Familia Parra Fuentealba
Sabado 4 de Agosto 18:25 hrs., comenzó su viaje hacia la eternidad,
viaje que la llevaría de vuelta por la misma senda de su paso
por esta tierra, Concepción, Valdivia, Coronel,
Lota, Santa Juana, Angol, Traiguen y tu querido Lumaco,
que hace 67 años te vió llegar.
Hacía 48 horas que su cuerpo había comenzado a prepararse
para iniciar aquel periplo,
para despedirse de todos los que compartimos con ella.
En su período de transición, cada uno de nosotros
peregrinamos a su lado, como sonámbulos
nos deslizábamos calladamente por los pasillos
para despedirnos una y otra vez, aprovechando
hasta su último respiro para demostrarle nuestro
Amor, ya sea con llantos o susurros de cariño.
Nos aturdimos de emoción.
En su lecho su cuerpo yacía recostado,
cuidado celosamente por sus sobrinas Olguita e Isabelita,
quien viajó expresamente, semanas antes a cuidar a su tía.
Ellas, a pesar de su corta edad demostraron grandeza de sentimientos y nobleza de corazón.
Finalmente llegó su último suspiro y su alma se elevó a los cielos
y su rostro sufriente recuperó el semblante dulce, joven, de paz y tranquilidad.
Entonces, ya engalanada y en tu cama,
la guitarra quizo fielmente entonar sus últimos acordes,
para despedirla con canciones que cantamos todos alrededor suyo.
Cantamos canciones que nos identifican con ella:
Muñequita Linda, La Golondrina, Cura de mi Pueblo,
Las Aguas del Tolten, entre otras,
hasta que todos, entre lagrimas,
iniciamos la marcha
siguiendo ese triste cortejo entonando “El Pescador”,
mientras el carro se alejaba en la oscuridad de la noche..
Mi madre fue la última que ingresó para
despedirse, con muchos besos y dulces palabras
y en un acto propio de una Madre que
acuna su pequeña, destapó y besó sus
pies, para pedir perdón por haberle dado
aquellas piernas que le habían negado el caminar.
Nunca olvidaremos aquel acto
que dignifica aún más la palabra Madre
y que la hace cada dia más grande.
Luego en una hermosa Parroquia
de tu comunidad Neocatecumenal,
peregrinó gente a saludarte en tu urna
depositada en la loza de mármol blanco,
mientras los salmos cantados resonaban
por todo el templo.
Y tu Misa de despedida y bienvenida,
realizada en el dia de la Transfiguración del Señor,
regalo de Jesús para todos nosotros. En eso
y mucho otro se apreció que partió una cristiana.
En el fondo se escuchaban los cantos y oraciones de sesenta neocatecumenos
apoyados por diez guitarras. Solemnidad.
Alegría, Misa que nos catequizó a todos,
ya que eso quisiste.
Posteriormente, camino a tu última morada
con solemnes palabras de despedida de familia
de tus amados Tíos representados por Mito.
Palabras de Jueces, colegas, entre otros y un largo
caminar precedido de cantos y tu amigo sacerdote
para dejarte en tu última morada junto a
tu Padre y Hermanas que te precedieron.
Y el adiós de tu nieto que lloró al entender al fin
que partías cuando tu cuerpo estaba siendo bajado…..
abuelita, abuelita…….
Damos gracias a todos los que nos acompañaron
en este camino, cuyo inicio, al saberse de tu enfermedad ,
dió inicio a la gestación del primer encuentro
de los Parra en Buin.
Esto también es fruto de tu cruz .
La Unidad que debemos cuidar como un bien
que viene de Dios para sanarnos del pasado
y disfrutar del presente.
viaje que la llevaría de vuelta por la misma senda de su paso
por esta tierra, Concepción, Valdivia, Coronel,
Lota, Santa Juana, Angol, Traiguen y tu querido Lumaco,
que hace 67 años te vió llegar.
Hacía 48 horas que su cuerpo había comenzado a prepararse
para iniciar aquel periplo,
para despedirse de todos los que compartimos con ella.
En su período de transición, cada uno de nosotros
peregrinamos a su lado, como sonámbulos
nos deslizábamos calladamente por los pasillos
para despedirnos una y otra vez, aprovechando
hasta su último respiro para demostrarle nuestro
Amor, ya sea con llantos o susurros de cariño.
Nos aturdimos de emoción.
En su lecho su cuerpo yacía recostado,
cuidado celosamente por sus sobrinas Olguita e Isabelita,
quien viajó expresamente, semanas antes a cuidar a su tía.
Ellas, a pesar de su corta edad demostraron grandeza de sentimientos y nobleza de corazón.
Finalmente llegó su último suspiro y su alma se elevó a los cielos
y su rostro sufriente recuperó el semblante dulce, joven, de paz y tranquilidad.
Entonces, ya engalanada y en tu cama,
la guitarra quizo fielmente entonar sus últimos acordes,
para despedirla con canciones que cantamos todos alrededor suyo.
Cantamos canciones que nos identifican con ella:
Muñequita Linda, La Golondrina, Cura de mi Pueblo,
Las Aguas del Tolten, entre otras,
hasta que todos, entre lagrimas,
iniciamos la marcha
siguiendo ese triste cortejo entonando “El Pescador”,
mientras el carro se alejaba en la oscuridad de la noche..
Mi madre fue la última que ingresó para
despedirse, con muchos besos y dulces palabras
y en un acto propio de una Madre que
acuna su pequeña, destapó y besó sus
pies, para pedir perdón por haberle dado
aquellas piernas que le habían negado el caminar.
Nunca olvidaremos aquel acto
que dignifica aún más la palabra Madre
y que la hace cada dia más grande.
Luego en una hermosa Parroquia
de tu comunidad Neocatecumenal,
peregrinó gente a saludarte en tu urna
depositada en la loza de mármol blanco,
mientras los salmos cantados resonaban
por todo el templo.
Y tu Misa de despedida y bienvenida,
realizada en el dia de la Transfiguración del Señor,
regalo de Jesús para todos nosotros. En eso
y mucho otro se apreció que partió una cristiana.
En el fondo se escuchaban los cantos y oraciones de sesenta neocatecumenos
apoyados por diez guitarras. Solemnidad.
Alegría, Misa que nos catequizó a todos,
ya que eso quisiste.
Posteriormente, camino a tu última morada
con solemnes palabras de despedida de familia
de tus amados Tíos representados por Mito.
Palabras de Jueces, colegas, entre otros y un largo
caminar precedido de cantos y tu amigo sacerdote
para dejarte en tu última morada junto a
tu Padre y Hermanas que te precedieron.
Y el adiós de tu nieto que lloró al entender al fin
que partías cuando tu cuerpo estaba siendo bajado…..
abuelita, abuelita…….
Damos gracias a todos los que nos acompañaron
en este camino, cuyo inicio, al saberse de tu enfermedad ,
dió inicio a la gestación del primer encuentro
de los Parra en Buin.
Esto también es fruto de tu cruz .
La Unidad que debemos cuidar como un bien
que viene de Dios para sanarnos del pasado
y disfrutar del presente.
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