AS DE ORO
Que enseñanzas nos puede dejar una persona que ha vivido toda su extensa vida con optimismo, felicidad y alegría, para sobre todo dar y también recibir.
Ha padecido grandes dolores físicos y del alma , que duda cabe, pero a pesar de ello, su alegría se ha mantenido hasta ahora, incluso la enfermedad, en que pese a la severa restricción dietética, a la que ha estado sometido, se las ha arreglado para exigir una cazuela de ave de campo , a la que ha pedido que se le agregue suficiente merken, mientras que no se cansa de alabar la hermosura de las mujeres que se acercan a atenderlo, afirmándoles con vehemencia a cada una que pasa a visitarlo, que es la mas linda de todas, para después decirle lo mismo a la siguiente y así, dejándolas a todas felices y se conmueve cuando ve a sus nietos correr por ahí y lo único que quiere es recuperarse porque tiene tantos proyectos por realizar.
Lo ultimo que ocurrió, en su alegría de retornar a casa luego de su reciente hospitalización, fue su invocación a Artemon y Emelina, tal como se anunciaba desde el Rapaco cuando retornaba a la casa paterna, luego de sus largas salidas a trabajar en su infancia lumaquina. De este modo se anuncio esta vez, para anunciar su retorno a casa, con su voz que estremecía hasta los cimientos de la misma y luego mientras era traspasado desde la camilla hasta su cama, exclama feliz mientras se estiraba de pronto “¡Pongo mi pecho al viento y el espinazo en resguardo!”, lo que provoco un desequilibrio de la maniobra en curso, que con dificultad pudo ser controlada por los camilleros para evitar una caída.
Al saber de estos acontecimientos, estremecido, dejo que la imaginación trabaje ligera, para evocar fragmentos de una extensa vida que he hecho a su lado, con los que he querido hacer un colage que les presento ahora en estas palabras.
Parece ser un día como ayer en mi memoria en la que se manifiesta nítida la imagen del tío Tulio, no hace muchos años, caminando con su bastón, bajo el sol del medio día, por la calle Balmaceda de Buin, frente al supermercado La Estrella, en dirección al Banco del Estado. Lo observo desde unos 30 metros, tratando de caminar recto sin que se note la claudicación de su paso y trato de imaginar el intenso dolor de su rodilla que le marca en forma inclemente cada paso da y me fijo en su aspecto serio, concentrado, mientras nuestros rumbos van en vías de intersección. Recuerdo en ese momento, que hace pocos días atrás, habíamos conversado sobre su rodilla y lo muchísimo que le dolía, habiéndosela examinado y constatado lo mal que estaba, por lo que un estremecimiento de admiración surgió entonces al ver la entereza de caminar de esa manera soportando tamaño dolor casi sin mostrarlo, bajo el sol intenso de la mañana Buinense.
Finalmente ya enfrentados, el tío se percata de mi presencia y de inmediato una gran sonrisa aflora en su rostro y el saludo de siempre: “Hola sobrinazo as de oro” me dice abriendo sus ojos mientras me estira la mano. ” Hola tiazo as de oro, triunfo y arrastre” le respondo yo, mientras le estrecho con cariño la suya, continuando con la pregunta de rigor: ¿cómo se siente tío?, con mi mente puesta es su desgastada rodilla, que yo se como le duele, y su respuesta que es tan enfática como inmediata, parece borrar en mi recuerdo la percepción del entorno que nos rodeaba en el centro de Buin, con su sonrisa instantáneamente acentuada, sus ojos verdosos muy abiertos y todo su rostro que parece tornarse resplandeciente, dando la impresión de expandirse, irradiando un destello que oscurece el marco que nos rodeaba, el cual parece suspenderse por una fracción de tiempo , para exclamar levantando su mano izquierda, mientras la derecha permanece apoyada en su bastón: ¡¡¡Bieeeen pues sobrino!!!.
Nos despedimos y continua con su paso trabajoso bajo el sol intenso, mientras todo el entorno ha retomado su aspecto normal, mientras lo veo alejarse tratando de imaginar en mi el millón de agujas que sin compasión van torturando su paso, y me quedo clavado preguntándome acerca de la naturaleza las fuentes de la que emana su fuerza y que le hace estar siempre bien a pesar de todo…
Mi recuerdo salto entonces, lejos, hacia una mañana de verano en Puren, hacia adonde habíamos ido desde Lumaco ese día, para asistir a una anciana de mas de 100 años, que necesitaba mi presencia allá, para lo cual organice el viaje esa mañana en compañía de mi esposa Amparito y mi papa junto a su inseparable hermano , mi tío Tulio. Luego de cumplido mi cometido, y conociendo las costumbres de estos nobles viejos, contando con la complicidad y sabiduría de mi mujer, buscamos una de esas cantinas de pueblo en donde hicieran la necesaria escala, que sus brillosos ojos pedían claramente y de este modo dimos finalmente con un antiguo local de madera, típico de esos pueblos, al cual accedimos desde el brillante resplandor matinal, adentrándonos hacia la penumbra fresca del local, con los dos hermanos alegres, felices y bromistas. Una vez adentro, y enfrentados a la barra se produce uno de esos momentos inolvidables del que fuimos testigos con Amparito, en que vimos el sorprendente efecto que en ambos viejos Parras, produjeron un par de enormes y hermosos ojos azules que la mujer solo algo mas joven que ellos, poseía en un rostro que aun conservaba la belleza que ni sus kilos de mas podían opacar y que estaba tras la barra dispuesta a atenderlos. Todo un espectáculo de galanterías y frases hermosas desplegadas por los hermanos junto a la deslumbrante jovialidad del tío Tulio, los que adoptando su mejor postura, envolvieron y acorralaron a la musa purenina quien cercada y vencida por los galanes, rindió sin remedio sus defensas y devolvió con gratitud la mas hermosa de sus sonrisas, en una mañana que de seguro fue diferente de todas las miles de mañanas que vio transcurrir su vida, tras la penumbra de la barra antigua de un pueblo viejo del sur.
Surge luego, luego de este recuerdo, otro asociado tal vez por la mañana también luminosa, nuevamente en Buin siendo yo niño, en el negocio del tío, quien me indicaba que mirara al otro lado de la calle, en donde transitaba una dama de curvas generosas con falda corta y piernas llamativamente bellas que hasta hoy recuerdo, y el tío diciéndome: “sobrino, esa mujer que va ahí, quiere ser tía suya” ;expresión que me desoriento en el momento, pero al ver la esplendida mirada y magnifica sonrisa con que me miraba mientras esto me decía, me hicieron ver la travesura que implicaba la afirmación. Fueron estas y muchas otras las enseñanzas llenas de picarda buen humor y afecto con que en su larga vida me ha ofrendado, así como a muchos otros.
He sido testigo de un periodo largo de su vida, por su inseparable unión con mi padre junto al cual compartieron una vida. Juntos los vi tomar tinto y faenar animales trabajando codo a codo, en la confección de los distintos subproductos, trabajando coordinadamente en equipo, duchos en la faena a la que ocasionalmente se intentaba incorporar el tío Mito a ayudar, lo que le costaba los retos y llamados de atención y burlas de sus dos hermanos, los que el tío Mito respetuosamente aceptaba porque venían de sus mayores. La fiesta continuaba y era completada con las correspondientes bromas e historias, todas ellas alegres, algunas veces melancólicas, pero la mayoría felices, mientras el vino comenzaba su fluir generoso y la fiesta seguía aumentando sus decibelios, apareciendo pronto los eternos cantos de “los indios cuando bajaron”, “la lagartijitica”, o “ese vinillo del Rihn”. A esa altura las marquetas crujientes y calentitas, llenas de aromáticos chicharrones recién hechos ya habían pasado, y ahora era el turno de humeantes prietas recién confeccionadas, acompañadas de papas cocidas, ensalada de cebolla, pebres y merken, y por supuesto, mas tinto, mientras se continuaba con la molienda de carnes para rellenar las tripas para hacer las longanizas que luego repartirán, junto al paté, queso de cabeza, el cuero, las patitas, costillares etc. A estas alturas las historias Lumaquinas de su niñez y adolescencia salían con facilidad y es así como me entere por ejemplo de ese personaje de aquellos años de principio de siglo xx, trabajador jornalero, que en esos tiempos trabajaba para el ferrocarril, penetrando las selvas de la zona en el tendido o reparación de trochas para el ferrocarril, y que en sus días libres bajaba al pueblo, con toda su pintoresca indumentaria, cuchillo al cinto incluido, de aspecto feroz y sobre el cual se había esparcido una fama de hombre temerario y peligroso, con varios finados a su haber, al punto de que su cuchillo que cargaba visiblemente al cinto tenia hasta nombre propio, que era conocido por todos. No recuerdo cual era este nombre pero supongamos que era “Margarita”y que había significado ser el instrumento de traspaso de varios cristianos al otro lado, en respectivas pendencias que este personaje había ganado, en quizá cuantos parajes apartados en los que transcurría la vida y faenas de esas gentes.. Este individuo ejercía fascinación en los adolescentes, los que no se podían resistirse a concurrir a las cantinas a donde el bajaba a tomar, y solo los mas osados, eran los que se atrevían a tomar contacto con este personaje, siendo uno de ellos mi padre y el tío, quienes no pudiendo resistir el influjo mágico de este ser de aspecto de historietas de aventuras, llegaron a la osadía de preguntarle acerca de las virtudes de la “Margarita” que colgaba al cinto del personaje apoyado en la barra. Este muy ufano y usando el lenguaje y entonación propio de la seguridad de los guapos de su época, les respondió algo así: “Sí pueh, con la Margarita, si es muchihsimo lo que ataja”, (tajos), mientras ponía la mano sobre ella. Fue suficiente por ese día.
Luego otras historias mas, que surgían de estos personajes mágicos de Lumaco, como el “Avión”, que tenia la cualidad de ser un bebedor de capacidad portentosa, amen de un físico robusto, que le permitía la proeza de mandarse medio cántaro “al seco”, es decir de una vez, quedando como si nada (medio cántaro de vino equivalía aproximadamente a dos litros y medio). Mientras mantuvo su vigor, era esa la esa manera en que mostraba su “gracia” en todas las cantinas en donde no tenia rival, cuyas historia llegaban a los infantiles oídos de mi padre y mi tío. Una vez ya crecidos, cuando ellos ya tenían edad suficiente para ingresar a las cantinas lumaquinas , se encontraron por fin con el mítico Avión en la barra, ya envejecido y disminuido, pero para los jóvenes seguía siendo un personaje fascinante por las historias que de aquel se habían tejido, por lo que no dudaron en abordarlo y sacarle el tema del medio cántaro al seco, preguntándole si el podía hacer la gracia de nuevo. Siii, les respondió, envalentonado por el juvenil publico que súbitamente mostraba interés en el, pero tendría que prepararme primero. ¿Como? – preguntaron ansiosos_, Bueno, con un poco de charqui saladito y claro tendrían que ponerse ustedes además con el medio cántaro. Presurosos, escarbaron en sus bolsillos y deciden gastar sus fondos en financiar la empresa que querían ver con sus propios ojos, y ordenan al cantinero “un plato de charqui salado y luego un medio cántaro de tinto para el caballero” Los ojos del cantinero despidieron un fugaz resplandor y una casi imperceptible sonrisa se dibujo por una fracción de segundo; quizás cuantas veces había visto repetir el mismo movimiento. Bueno, el Avión ya en franca decadencia, asumió con responsabilidad su compromiso y concienzudamente mastico el charqui, mientras cada movimiento suyo era seguido muy atentamente por los jóvenes aprendices, a quienes no escapaban detalles, mientras el protagonista de tantas legendarias hazañas se demoraba mas de lo esperado en su proceso de puesta a punto, por lo que la ansiedad comenzaba a presentarse, mas aun cuando ya el medio cántaro había sido colocado frente a el, por el ahora impenetrable cantinero. Finalmente una vez acabado el charqui, el Avión ,sabiendo que ya era hora de acometer la proeza, habiendo conseguido atraer la atención de la numerosa concurrencia, adopto su profesional postura corporal para despachar su desafío, postura que era su marca profesional y única entre las cantinas de la comarca y sin mas, se empina el envase y comienza a beber en forma decidida, para pronto tornarse en dificultosa deglución lo que era indicando por algunas sacudidas corporales, el cambio de coloración de su piel , la ingurgitación de las venas de su cuello y la modificación de su postura, que indicaban que estaba teniendo dificultades para conseguirlo. Este cántaro debía ser ingerido de una vez y sin respirar, y a ojos vista esto se estaba poniendo difícil. Algunas voces murmuraban desde atrás de los financistas de esta empresa, que el Avión ya esta muy viejo, que ya no es el de antes, que no se la va a poder, etc., pero el Avión seguramente escuchando estos comentarios mientras la falta de aire que ya lo asfixiaba, recordó que sobre el pesa una leyenda que tiene la responsabilidad de mantener, y apelando a su reserva aeróbica y energética, logra finalmente su cometido, dejando el cántaro vacío sobre el mesón, jadeando con dificultad, la que el busco disimular sentándose , mientras la concurrencia estallaba en vítores y aplausos para el héroe de la jornada , mientras los jóvenes se regocijaban de haber sido testigos de una proeza.
Claro que media hora después tuvieron que colocar al Avión en una carretilla, en la que apenas cabía por su gran tamaño e ir a dejarlo en la puerta de su casa en donde termino esa historia.
Esta historia con el Avión, revelaba entonces en parte, la futura personalidad del tío, ya que tiempo después cuando era joven avezado, intento repetir en presencia de sus amigos la proeza del Avión, pero parece que no pudo conseguirlo, pero esto es irrelevante, ya que entonces manifestaba ese carácter especial de no temer desafíos sobre todo si estos tenían que ver con la alegría con que la vida debía vivirse, rodeado de risas, fiesta, amigos y felicidad, con especial apego por el afecto humano y gusto por la hermosura de la mujer que lo llevo a vivir rodeado de amigos y a tratar con especial galantería a cualquier mujer que se le acercara.
Menos mal que no intento emular al otro personaje dueño de la “Margarita”, porque sino otra historia estaríamos contando, pero esto dice además, que desde temprano aprendió a separar lo bueno de lo reprobable, y por eso es que fueron así.
Un hombre que ha vivido feliz, atravesando el Chile de las épocas mundiales mas oscuras como las secuelas globales de hambre y miseria derivadas de las dos guerras mundiales y la gran depresión , pestes, cataclismos naturales, pasando por los efectos de la guerra fría con todo su impacto en nuestro querido Chile, como los convulsionados años de fines de los 60, hasta el brutal movimiento golpista del 73 con toda su secuela posterior de miedo y horror, en que vi a mi padre y mi tío desempeñarse tranquilos y protectores con sus familias, arreglándoselas para mantener su animo de alegría, para tranquilidad de los suyos, cuando muchos eran los que caían, morían, desaparecían o eran torturados y ellos mismos arriesgaban su existencia, por el solo hecho de haber sido radicales, y vi a mi tío arriesgar su pellejo y la seguridad de su familia por dar amparo y protección sin dudarlo un momento, a mi querida y recordada prima Gloria, cuando las bestias estaban desatadas contra ella.
Tiempos ya superados por nosotros, pero que la memoria guarda imborrables en el presente, cuando uno mira a los hijos propios que se desempeñan tranquilos y felices en la estabilidad de los tiempos actuales y agradezco que se nos haya dado fácil nuestra misión paternal, porque a los viejos se les dio sumamente difícil.
Bueno el tiempo transcurrió a pesar de todo y mi padre y mi tío, con su indisoluble unión de una vida a través del trabajo y el deporte con su eterna filial de Colo Colo, llegaron a los tiempos actuales, con mi padre ya marchado y mi tío enfermo, pero sintiéndome yo feliz de haber compartido tantas cosas con ellos, habiéndome dado además la oportunidad de compartir momentos de bar con el tío en los últimos tiempos en que estaba autovalente, en los que pude disfrutar de su alegría, picardía y humanidad, en los que yo sentía por ejemplo, como el tío se alegraba tanto cuando yo le narraba mis propias gracias, que eran exageradas un tanto para ponerle mas sabor, pero obviamente, el sabia que esto era así ( no le iba yo a contar cuentos), e igual me las celebraba sacando pecho de orgullo , llamando a cualquier parroquiano presente en el local para indicarle que yo era su sobrino “As de oro”. Tiempos en los que me contaba muchas historias de épocas idas entre las que se me vienen ahora a la memoria con especial fuerza, las anécdotas de disfraces que hacia en la familia siendo solo un niño, provocando la alegría y risa de todos o su rol de payaso con el que animaba a su regimiento durante su servicio militar, y mientras estas cosas me narraba, observaba admirado, el respeto y cariño con que era tratado por los numerosos concurrentes que iban llegando al “Bellavista”. Ahí comprendí entonces, que su principal finalidad y motivación en esta existencia, ha sido siempre trabajar por la felicidad de quienes han estado cerca de el. De ahí su recuerdo feliz por los payasos.
Así, fugazmente resumida, es la óptica que en estos momentos de enfermedad del tío logro sacar a la conciencia, no dejando de admirar la entereza y sabiduría con que enfrenta su momento presente, con expresiones como “Que importa el dolor si he sido tan feliz en la vida”, son reveladoras de la profundidad de su sabiduría con la que ha vivido esta, y que nos deja como herencia libre, para quienes la queramos tomar.
Grande nuestro Tío Tulio, “As de oro”, verdaderamente gran maestro de toda nuestra familia.
Mario Parra, Paine 070909