sábado, 1 de noviembre de 2008

TIO RICARDO PARRA CHÁVEZ

Hace poco nos enteramos de tu partida al encuentro con el PADRE.
Estas palabras que estoy escribiendo están brotando desde dentro de mi ser en forma espontánea.
De ti tengo muy bonitos recuerdos y, como no decirlo, de un profundo agradecimiento ya que fuiste fundamental en un momento de mi vida donde me estaba forjando como adulto y profesional.
Gracias a ti amplié mi familia nuclear formada por mis padres y hermanos consiguiendo sentirme parte de tu familia que ahora considero mis otros hermanos Ricardo, Gaby, Adriana, Sergio, Mario y mi hermanita menor Mariana. Tu esposa Agustina me hizo sentir como hijo lo cual jamás he olvidado..
Hoy no me siento triste porque Dios sabe cuanto hiciste en la vida tanto por tu familia original y posteriormente con tu familia y, aunque a veces debiste sufrir incomprensión, nunca cediste y llevaste los valores de nuestra familia en forma cabal siempre.
La vida te dio una misión basada en el esfuerzo y sacrificio permanente lo que podía perfectamente negarte a dar afecto a algunos que como yo la necesitaban más que otra cosa, sin darle excusas a nadie, pero no lo hiciste conmigo y me regalaste cariño.
Tocayo, poeta de lo cotidiano, alegre colocolino, zapatero de toda la vida, gracias a tu trabajo siempre acompañado por tu querida Agustina, lograste educar a tus 6 hijos y darles valores que con el tiempo y sabiduría, no me cabe duda que lograran conciliar sus diferencias y hermanarse en sus valores.
La deuda que yo adquirí contigo no se pagará nunca ya que me obliga a abrir mi corazón y mi familia a dar lo mismo que tu me diste siempre.
Hoy estarás abrazando a tu madre Emelina y tu padre Artemón y saludándote con Carlos, Sergio, Miguel, Orlando, Graciela, Eliana, Reinaldo (que más de alguna broma ya te hechó) Daniel y Manuel y tambíén tus cuñados y cuñadas que forman parte de ti. Atrás quedan tus otros hermanos Tulio, Guillermo y Emelina los que te están saludando desde acá.
Hoy siento tranquilidad ya que estás mucho mejor y lo que queda acá es tu cuerpo agotado, tu envoltorio en esta tierra al cual ahora nos toca honrar como es debido.
Espero que a tu familia les quede el consuelo de que estas en el REINO disfrutando la primavera eterna de la vida.
Te agradezco la parte de tu corazón que me dejaste y lo atesoraré siempre.
Tu sobrino José

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