Carta a Nelson
Querido primo: Es un agrado conocer tus pensamientos impresos en torno a la figura de Luis Reinaldo, tu padre. Todas aquellas cualidades que enumeras (¿serán aquellas también las tuyas?) como también lo expresó Javier, sin duda que las tuvo y las suscribo. Si lo piensas así tendrás que reconocer o quizás reconsiderar que aquellos nuestros esforzados padres, pertenecieron a una cumbre generacional, y es el momento entonces para que te mires al espejo y al observar tu imagen dirás, si soy así, si he llegado a ser éste hombre en la vida, es gracias a mi padre, por lo tanto, sí que aquella generación fue mejor que la mía. Recuerdo que cuando en su permanente búsqueda por un futuro mejor, llegó trasladado a la Tesorería General de la República en Angol, y en los fines de mes cuando recibía su paga me pedía que lo acompañara a realizar algunas compras, considerando mi opinión sobre todo en la compra de los zapatos de sus hijos varones, para luego el sábado viajar a Traiguén en el tren de las 11,00 hrs. cargado con bultos y maletas, y como siempre con un semblante de satisfacción, al encuentro con su querida y amplia familia, para luego volver en el tren de las 8,00 hrs. de la mañana del lunes a continuar con la labor diaria. Pienso y debido a sus conversaciones con mis padres, que él ya tenía trazado su itinerario en el tiempo y que su destino final debía ser Concepción por la Universidad que allí había y en donde sus hijos podrían continuar sus estudios. ¡No se equivocó!. Todavía recuerdo aquellos días, en nuestras hermosas vacaciones en Lumaco, cuando el tío apareció- después de un viaje en el tren chico con el consabido plantón de siete horas en Sabolla- con María Angélica en brazos, para comentarnos que ella había aprobado el examen de bachillerato. Nuestra alegría fue grande y su orgullo era inconmensurable. El fue mi padrino de confirmación y a cien años de su nacimiento, considero que fue, tal vez, de entre todos sus hermanos el del supremo y permanente sacrificio para lograr los objetivos que se trazó y que sin duda logró y cuando emprendió su último viaje lo hizo satisfecho por el deber cumplido. Nano (un histórico)
5 comentarios:
Debo comentar que me sorprendió gratamente al ver en el blog, un recuerdo a los 100 años del nacimiento del tío Reino.
Aquí solo expreso algunos chispazos de los tantos y gratos momentos que pase con él.
Nano
Gracias Nano
Escribo con emoción este comentario ya que todo lo que tú dices es verdadero y que bueno que ese destino que se propuso pueda ser reconocido también por sobrinos de él.
Un abrazo primo
Desde Valdivia
Gracias primo.
Cada vez que alguien piensa en los que partieron, sus almas suben habia la superficie de las aguas y sus rostros al compas de las olas se pueden ver como nos miran.
Trajiste a mi padre muy cerca, y tus letras como aire, resucitan.
Cuando vivíamos en Angol, y tal como lo comenta Nano, una vez mi padre llegó de Concepción con las manos llenas y su cara radiante. Recuerdo que nos trajo el mejor regalo que yo recuerdo, la colección de 7 tomos denominada, "Las Siete Maravillas del Mundo" de la editorial Sopena. Era una edición hermosa, cada tomo de unas 200 páginas cada uno, trataba de distintos temas, La vida de los animales, el mundo de los antiguos, la vida en el agua, los planetas, en fin. La edición, resplandeciente en cada apertura de página, en el lado izquierdo estaba escrito el tema y el la pagina contrapuesta estaba llena de imágenes y fotos muy llamativas y sorprendentes. Para mí fue la ventana a un mundo que desconocía y, todos, nos devorábamos esas joyas desde el fondo de una pieza alumbrada tenuemente.
A mí eso me abrió la mente, creo que de allí es que me gustó leer.
Visionario fue el viejo al llevarnos ese regalo a la familia.
Tienes razón Nano, él tenía el destino trazado.
Bueno tus comentarios Nano.
Da gusto que de cuando en cuando coloques tu aporte significativo en este blog.
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