Cuando la noche es más larga y oscura, es cuando con más claridad se manifiesta la luz del Cristo, en la ventana de nuestro corazón.
Hoy es la noche en que con más nitidez podríamos percibir su luz si prestáramos un poco de atención, al recordar que es una celebración espiritual y no material.
Agradezcamos lo bueno que se nos da, desde la vida misma, hasta el hecho de que nos podamos comunicar aquí, ahora, pasando por las personas que amamos y que nos aman, nuestros trabajos, nuestro pan y también nuestro vino, la confianza y la lealtad de quienes nos rodean y la certeza de que mas allá de lo material, una mano divina continua lanzando los dados mas allá de donde podemos imaginar ver…
Esto me trae al recuerdo a mi primo Hernán y las estupendas conversaciones que con el se desatan y que nutren ahora mi imaginación y que en este momento me produce la ideación de que nosotros nos aferramos para buscar el significado de las cosas, allá afuera, en el mundo físico cotidiano, el mundo de las formas. Así nos hacemos esclavos de las apariencias, de las modas y de la industria financiera, para poder practicar el consumismo, los cuales están siempre afuera. Y me pregunto: y si de pronto todo movimiento y ruido cesase de súbito ¿Qué sentiríamos? Sentiríamos seguramente el miedo de sentirnos solos, ya que nos veríamos obligados a mirar hacia adentro, a nuestro interior, y lo que veríamos nos resultaria totalmente desconocido y seguramente no nos gustaría. Por esto nuestra inmediata reacción seria buscar o producir ruido, escuchar música, juntarnos con personas, practicar un sinfín de actividades, para volver a sentirnos seguros mirando hacia fuera, es decir con nuestra atención y conciencia fuera de nosotros mismos.
Me viene a la memoria un antiguo cuento oriental que decía algo así: “Un día Dios cansado de tanta suplica y petición banal de los seres humanos, quería escapar para descansar de tanto agobio, y donde fuera que el iba, allá llegaban los ruegos y lamentaciones de los hombres. Un día viendo esto, un ángel le pregunto que es lo que le sucedía y Dios le explico la situación y que no sabía a donde ir para escapar de tantisima lamentación superficial y sin sentido. El ángel le respondió: Señor, si existe un lugar en donde los seres humanos no te van a poder encontrar fácilmente y podrás estar tranquilo. ¿Cuál es ese lugar?, -pregunto expectante Dios-. Ese lugar esta ubicado en el mismo interior de esos seres humanos. Allí no se les ocurrirá seguirte. Y desde ese día Dios mora en nosotros.
Ahora es mi primo José, hombre de gran fe, al que quiero y respeto mucho, pese a las escaramuzas y reyertas de ficción en las que nos enfrascamos de tarde en tarde en el blog nuestro, el que me acompaña cuando recuerdo que San Pablo dijo que “ahora miramos oscuramente y por espejo”. Yo siento que nos quiere advertir contra la ilusión de la apariencia de las cosas de allá afuera y que habitualmente percibimos las cosas al revés de cómo realmente son. Eso que se afirma que: “adonde quiera que vaya, Dios esta conmigo y su mano me sostiene”, ¿no se entiende mejor con una idea como el cuento oriental que les presente? ¿No será hora de que comencemos a asomarnos y echar un vistazo hacia adentro para descubrir que hay ahí? ¿Y que tal si al asomarnos, además de asustarnos con todos los demonios que nosotros mismos hemos creado y cobijado ahi, nos percatáramos de que ahí adentro, justo en el centro de nosotros, existe un cúmulo de galaxias y constelaciones, en un universo completo en si, en donde reside el mismísimo Dios, que esta ansioso por encontrar seres humanos que se hayan aventurado en su búsqueda en esa dirección y que tengan algo verdaderamente honesto y sincero que decirle?
Bueno, parece muy psicodélico, pero a mi modo de ver las cosas (con visión corregida por supuesto), esta es la única forma de entender estas cosas y esta noche es cuando se presenta una de las mayores oportunidades de asomarse a esa ventana que mira hacia el interior y quien sabe, si el Cristo nos tiene una grata sorpresa de navidad.
Querida familia: Junto a mi esposa e hijos les deseamos una sencilla y feliz navidad.
Mario Parra